Hilario Ulloa, el jugadorazo que recién a los 34 encontró lo que tanto buscaba: un trofeo de la Triple Corona de polo

Published on: November 11, 2020

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Fuente: Diario La Nacion

Sonó la campana y él fue el más saludado, con abrazos y choques de manos. Llegó a los palenques y se entrelazó con su papá, su factótum deportivo, además de humano. Apareció la copa Emilio de Anchorena en el podio y el capitán, Facundo Pieres, inmediatamente la dejó en sus manos. Hilario Ulloa la arropó casi como a un bebé. La sostuvo un rato. Le tomaron una foto con ella. La había esperado por años.

A ésa y a las otras dos copas de la Triple Corona, porque a sus 34 de edad, y al cabo de cuatro temporadas con 10 goles de handicap, Ulloa no había levantado ninguno de los trofeos deportivamente más importantes del polo mundial. Lo consiguió gracias al triunfo de Ellerstina en la final del Abierto de Tortugas, un anormal 16-6 sobre La Dolfina en el predio de Pilar de la Asociación Argentina de Polo. Su archirrival debió utilizar tres suplentes y perdió muchísimo potencial (cayó de 40 a 32 tantos de valorización, origen de la rareza de verlo con la camiseta suplente), pero se llevó un partido más para tomar ritmo para el resto de la corta temporada y el gusto de que Adolfo Cambiaso VII, de 14 años, viviera su primera final de este nivel.

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Para Ellerstina, en tanto, es valioso conquistar el primer certamen de Triple Corona, por supuesto, pero esta vez el más complacido fue su delantero oriundo de Lincoln. El equipo de la familia Pieres se confirmó como el dominador histórico del abierto organizado por Tortugas Country Club, que en sus 80 realizaciones (27 de ellas, compartido con el club Los Indios) lo tiene como el más veces campeón, con 12 consagraciones (dos más que el club Coronel Suárez y el doble que La Dolfina). La estadística, con un número mucho más bajo, el 1, fue aun más significativa para Ulloa, porque llegó a un pico alto que le había costado mucho alcanzar en su carrera.

Hilario, un número 2 guerrero y talentoso, no tenía proporcionalmente a su calidad el premio de un trofeo grande en su país, el líder mundial en polo. Sí en el exterior, donde llegó a conquistar los abiertos de Estados Unidos y Británico, los mayores fuera de la Argentina, incluso venciendo en el primer caso, en Palm Beach, a un dream team compuesto por los cracks Adolfo Cambiaso y Facundo Pieres. Ulloa fue haciendo su escalera en la Triple Corona, integró buenos conjuntos y accedió al 10 de handicap en 2015, pero nunca estuvo en un equipo favorito. Necesitó ser convocado por el propio Facu Pieres, o más bien por Ellerstina, para que sus chances de levantar una copa fueran mayores que las de no hacerlo.

Y estas lesiones de La Dolfina fueron una oportunidad inigualable. Con siete goles más de handicap, La Z era holgado favorito para ser el ganador de Tortugas. No les dejó ni un resquicio a las dudas de otras veces y estableció en el juego la diferencia que debía haber. Incluso más, porque si se hubiera jugado con ventaja habría otorgado 8,5 tantos, y triunfó por 10. Así es como hay que ganar partidos menos exigentes: goleando, con solidez.

Casi nunca en la final dejó a hacer a La Dolfina. Lo estranguló con la marca y obligó a Adolfo Cambiaso, el padre, a bajar al mediojuego para generar. No le alcanzó al cuadro de Cañuelas, que entre sus cuatro jugadores tenía dos tocados (Cambiaso en las costillas, Rodrigo Ribeiro de Andrade en la espalda) y dos novatos en una final de Triple Corona (Poroto Cambiaso e Iñaki Laprida). Demasiada ventaja entregó.

Pero Ellerstina no se compadeció. Hizo lo que debía, con intensidad y concentración, salvo en un rato del segundo chukker y en otro del séptimo, ya con la goleada más que encaminada. El único punto débil fue un exceso de faltas evitables, casi todas, de… Ulloa, que va siempre a fondo.

“Desde hacía rato buscaba esto. Costó mucho; perdimos un par de finales. Desde hacía rato quería ganar y hoy se dio. Estoy muy contento”, comentó Hilario antes de ir a buscar su trofeo. Ya se había dado el, por fin en la Argentina, abrazo de campeón con su padre, el famoso domador Carlos “Polito” Ulloa, responsable de la gran carrera de su hijo, de buena parte de su caballada. “Con él comparto esta alegría. Me bancó todo el viaje y es el primero al que tengo que devolverle”, agradeció el nuevo número 2 de Ellerstina.

Que llegó a La Z para aportar garra y marca, pero no sólo eso. “Me piden que vaya bastante adelante, me piden atacar, así que estoy muy cómodo. Jugamos bien, a lo que queremos jugar”, sostuvo ante ESPN el autor de 4 goles en la tarde del martes y quien valora que, fuera de la cancha, le den voz y voto en Ellerstina a pesar de no ser miembro de la familia Pieres.

“Estoy contento por haber ganado el primer torneo como equipo y por el primero de Hilario”, destacó Facundo, autor de dos golazos de casi media cancha, y que tomó la copa -su noveno encuentro con ella, al igual que para su hermano Gonzalo- por sí mismo, sin que se la entregaran, a raíz del protocolo sanitario para las premiaciones en el polo en el contexto de la pandemia. “Es un año muy especial, muy distinto a todos. Pero venimos un poco acostumbrados; nos pasó en Inglaterra. No se puede disfrutar el público, al que se extraña muchísimo, como también a la gente que está al lado de nosotros. Pero tenemos que ser agradecidos por poder jugar al polo y estamos felices por eso”, rescató el capitán y máximo goleador del certamen, con 26 tantos, uno más que los conseguidos por Camilo Castagnola, de La Natividad-Monjitas.

En Tortugas, el balance de Ellerstina muestra que resolvió bien sus dos compromisos frente a equipos inferiores, jugando abierto y franco, y cuando se complicó, en la semifinal frente a Murus Sanctus, tuvo autoridad para ganar un desenlace apretado. Además, su pieza no Pieres se acopló más que bien y le da esos voltios que le faltaban. Y ahora, incluso, se quitó una deuda larguísima, esa pesada mochila vacía de trofeos mayores, y que todavía portan otros grandes polistas: su hasta 2019 compañero Guillermo Caset (34 años) y Agustín Merlos (43), que ya no tiene el handicap óptimo (posee 8). Ganar una final contra un rival disminuido puede conllevar más beneficios que los que parece.

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